Manejar bien sus finanzas: 90% de sentido común, 10% de dinero
Los problemas de dinero, se solucionan con dinero. Y aunque parece lógico y pertinente, la afirmación anterior no necesariamente es así.
El dinero, como medio de intercambio, resulta un recurso escaso y costoso, por lo que hay que hacer un uso adecuado de dicho recurso y ser muy cuidadoso al momento de adquirirlo.
Cuando uno aborda los estudios de los principios de las finanzas, seguramente estos temas son parte de los conceptos básicos e introductorios y resultarían ser premisas fundamentales para las empresas y las organizaciones, donde las finanzas son claves en la dinámica empresarial. Además, están soportadas por conceptos, teorías y modelos complejos que respaldan todo esto.
Pero la verdad estas líneas no tienen el propósito de ahondar el universo de las finanzas empresariales, sino abordar con la mayor sencillez el aún más complejo mundo de las finanzas personales.
Si se pudiera construir una fórmula para garantizar un manejo adecuado de nuestras finanzas personales, garantizando que el dinero que recibimos, el dinero que obtenemos adicionalmente y los compromisos que debemos cumplir guarden un equilibrio adecuado, evitándonos dolores de cabeza, podrían decirse que ésta se compondría de un 90% de sentido común y planeación y un 10% de dinero.
Ponerla en práctica
Propongo olvidarnos de lo menos importante en nuestra ecuación: el 10% de dinero y más bien nos concentremos en el 90% de la misma, el sentido común y la planeación. Normalmente dejamos a la memoria lo relacionado con el manejo del dinero, nos apoyamos en la rutina y simplemente realizamos alguna sencilla planeación del día a día.
Pero podemos ser más eficientes en la dinámica financiera personal, si dedicamos un tiempo prudencial a planear, organizar, ejecutar y controlar nuestras finanzas. Con esto, tendremos un mejor panorama de lo que pasa con nuestro bolsillo, logrando, quizás, una mejor dinámica, la posibilidad de ser racionales con el uso que le damos a nuestros recursos financieros, no tener sorpresas, y tal vez en forma ideal, pensar en ahorrar.
- Planear: Una adecuada planeación será el principio de un buen manejo de nuestras finanzas personales. Dedicar un tiempo para identificar las fuentes de nuestros ingresos de dinero, sería el primer paso. Resuelva estas preguntas:
- ¿Cuánto dinero recibimos regularmente, y con qué frecuencia? ¿Recibimos algún dinero extra por otras actividades y con qué frecuencia?
- ¿Cuáles son nuestros compromisos financieros regularmente?
- ¿Cuándo debemos cumplir con los pagos identificados?
- ¿Es suficiente el dinero que recibimos para poder atender los pagos en dinero a realizar?
Tal vez al final de estas reflexiones, podamos tener una idea más precisa de nuestra situación financiera.
- Organizar: implica darle un orden más puntual al dinero que manejamos y los compromisos que atendemos: organizar las entradas y las salidas de dinero que debemos realizar, en una planeación diaria, sería una forma sencilla, práctica y muy juiciosa de darle orden a nuestras finanzas personales.
Podemos conocer los montos históricos que debemos pagar regularmente, las fechas precisas en las cuales se realizan esos pagos, las fechas precisas en que recibimos nuestros ingresos. Esto hace que tengamos una visión general que será muy útil y práctica, que, incluso se deberá revisar luego de un tiempo para luego ajustarla si es preciso y saber con exactitud la frecuencia de nuestros compromisos, y así no dejar de cumplir ningunos de ellos.
- Ejecutar: Al momento de llevar a la práctica y ejecutar nuestra planeación, la disciplina resulta ser la mejor aliada en nuestra dinámica financiera. Busque una forma de llevar algún registro, ojalá a diario, de la ejecución de las finanzas. Lleve algún control sencillo, utilice una libreta donde anote sus pagos y sus entradas, apóyese de una hoja de cálculo, trate de manejar cifras exactas y al final compare lo ejecutado con lo planeado. Le dará una idea clara de su actividad y situación financiera.
- Controlar: Revise su ejecución financiera, ajuste sus gastos realizados, decida sobre los gastos no necesarios, realice propuestas de ahorro y racionalización de sus gastos. Proponga nuevas fuentes de ingresos adicionales, comparta gastos, elimine los que realmente no requiera. Nada de lo anterior, requiere privaciones ni excesivos sacrificios.
Si tiene que apoyarse en el crédito, utilícelo cuando sea estrictamente necesario, no lo extienda por periodos de tiempo innecesarios. Los costos financieros de intereses son muy altos y generan nuevos compromisos a ser pagados a futuro.
Finalmente, y aunque las finanzas se refieren al dinero y su manejo, siendo cauto organizado y juicioso al manejar su dinero, podrá tener unas finanzas sanas, equilibradas, bien programadas y mejor ejecutadas. Y aunque para las finanzas se requiere dinero, el sentido común al manejarlas será aún más importante.
Inténtelo, nada pierde con hacerlo y si ganará mucho. Sobretodo tranquilidad.
Luis Francisco Cubillos Guzmán*
Profesor de Finanzas y Estrategia de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario
(*) Administrador de Empresas y Especialista en Finanzas Privadas. Tiene una Maestría en Administración de Empresas. Pertenece al Grupo de investigación Gestión Empresarial de la Escuela de Administración de la U. Rosario.