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Con caña, el Valle no será sostenible al 2065:

 

¿Catastrofista? No, realista. Así se mostró frente al futuro del Valle del Cauca el ingeniero agrónomo australiano Douglas Laing, quien fuera por casi dos décadas director adjunto del Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat), de Palmira.

 

Agencia de Noticias Univalle
Medio Ambiente

Viernes, 10 Abril 2015

Douglas Laing

 

Douglas Laing, agrónomo de la Universidad de Queensland (Australia) y Ph.D, en Climatología Agrícola y Fisiología de Plantas de la Universidad Estatal de Iowa (EE.UU.) dictará hoy 10 de abril de 2015, a las 9 a.m, en el marco del espacio las “Charlas de los Viernes” que se realizan en el Auditorio Antonio J. Posada de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad del Valle, su conferencia “El futuro colectivo en el valle geográfico del río Cauca. Proyecciones al 2065: sostenibilidad agrícola, ambiental, económica y social”.

Laing llegó a Cali en 1974 al CIAT como fisiólogo de frijol, y en 1979 fue nombrado Director de Investigaciones; posteriormente fue Director General Adjunto hasta 1993,  año en que fue nombrado Director General del CABI, en Londres (Reino Unido), hasta su retiro de trabajos institucionales en 1995.

Desde entonces, y hasta ahora, ha desarrollado un particular interés en la región del Valle del Cauca a nivel de sus cuencas y ecosistemas. Antes de que abordara su análisis sobre el futuro agrícola y ambiental de la región, Laing habló con el portal web de la Universidad del Valle sobre sus preocupaciones.

 “Lo más importante de mi conferencia hoy –dijo- es advertir y abrir los ojos a la gente, sin politiquería ni intereses mezquinos, sobre lo que viene sino se hacen los cambios en la forma de explotar la tierra en el Valle del Cauca”.

“El gran problema del departamento a futuro –dijo el especialista– es que los cañeros están acabando con el último reservorio de agua de la región, que es irremplazable”.

En efecto, el sector cañicultor del Valle está recurriendo, para el riego de la caña, del agua fósil ubicada a 200 y 500 metros de profundidad. “Es un agua costosísima de bombear, con más de 20 mil años de edad que podría resultar vital para el futuro de la región”, aclaró.

“Según información que tengo, más del 80% del agua que se utiliza para el riego de la caña en el departamento es extraída de las unidades A y C”, dice. “La que corresponde a la A es agua superficial; la C es la más profunda; la intermedia (B) ya se secó”.

Según la CVC -dice Laing- “esas aguas (A y C) son preciosas para nuestro futuro, pero los de la CVC están olvidando que tanto el recurso superficial como el profundo están siendo absorbidos casi en su totalidad, y al mismo tiempo, por los cañeros de la región”.

“Están secando el “agua preciosa” que seguro vamos a necesitar más adelante sin que se haga mayor cosa para evitarlo”, afirma Laing.

“Con el cambio climático y el fenómeno del Niño cada vez más extremo, esa agua va a hacer mucha falta. La gente va a necesitarla para sobrevivir y no la va a tener de seguir explotándose como ahora”.

Esta semana se conoció que, además de la Costa Atlántica, el Valle del Cauca y la región Pacífico serán los más golpeados en el país por el cambio climático a futuro. Se estima que al 2100 la temperatura se incrementará en 2,42 °C, lo que resultará catastrófico si no se toman medidas urgentes.

“Lo que está pasando en California (EE.UU.) es un bonito espejo de lo que podrá ocurrirnos  aquí”, señala Laing. Y denuncia, apoyado en un estudio realizado por el Instituto Cinara de la Universidad del Valle, que “el 88% del agua bombeada de pozos en el Valle del Cauca tiene como destino el riego de la caña y solo un 12% para consumo humano”. 

Pero Laing no se queda en la crítica. Explora salidas viables.  “La única solución es buscar desplazar del territorio la caña de azúcar. Es una cosa que el Gobierno nacional tiene que poner en marcha mediante políticas, con el Ministerio de Agricultura a la cabeza”.

¿Cómo? “Acabando con los subsidios actuales y nivelando los precios del azúcar en Colombia con los precios mundiales”, afirma, como lo demostró -según Laing- un estudio realizado por la Universidad de Georgetown.

Según el especialista, son cosas que han pasado en otras regiones del mundo y de las que hay que aprender. “Muchas islas del Caribe eran productoras de caña de azúcar, pero quebraron: salía muy costosa su producción, y eso podría pasar aquí, ahora”. 

Para Laing el gran problema de la caña de azúcar en el Valle del Cauca no solo es el cambio climático y la desertificación (ya hay, según estadísticas oficiales, más de 85 mil hectáreas salinizadas en la región), sino Brasil.

“Brasil cuenta con 9 millones de hectáreas sembradas de caña que no necesitan riego, mientras que para los cañeros del Valle más del 50% de los costos de producción está representado en la extracción del agua de los pozos profundos, lo que lo hace insostenible. Los precios del azúcar producidos en la región no serán competitivos”.

Para Laing es clave que el Valle del Cauca explore su vocación hortofrutícola. “Sería una jugada estratégica. Cuarenta municipios, con su vocación cada uno, conectados con una malla vial magnífica al puerto de Buenaventura, exportando pulpa de frutas, flores exóticas. La explotación de la uva en La Unión es un buen ejemplo de lo que podría pasar”, sostiene.

Hay, según el experto, muchas variables que juegan en contra de la caña: además de que cada vez es más cara producirla por el costo y la dificultad del agua –las sequías por el cambio climático harán disparar los precios-, su demanda es cada vez menor por los problemas de salud que genera en los humanos.

“Desde el punto de vista social tampoco es mucho lo que aporta”, señala Laing. De hecho sostiene que el sector cañicultor solo genera en el departamento 35.053 empleos, con tendencia a la baja ante la cada vez mayor tecnificación del sector.

“La caña –señala Laing- debe desaparecer del valle geográfico del río Cauca en los próximos 40 años para asegurar la capacidad productiva de la región”.

Para ello, dice, será necesario implementar políticas de producción minifundista conectadas a cadenas productivas de frutas, hortalizas, arroz orgánico y flores exóticas (heliconias). “Este es un clima maravilloso para la producción hortofrutícola”, sostiene.

“La caña se puede ir para los Llanos Orientales donde hay 6 millones de hectáreas aptas para su cultivo”, de ahí la importancia de conectar, mediante una vía transversal, a Buenaventura con el Meta por Palmira.

“Es una pena que el 80% de los contenedores que llegan a Buenaventura con mercancía procedente del resto del mundo, se regresan vacíos a sus puertos de origen”, señala Laing. “No puede ser que la región esté perdiendo esta oportunidad de exportar por falta de una política clara”.

“Hay que preparar al departamento para reemplazar la producción de caña en el valle geográfico por cultivos más competitivos, y la ganadería extensiva de la ladera por bosques que nos aseguren la producción de agua”.

Sobre la ganadería, el agrónomo insiste en la necesidad de cobrar un impuesto duro por cada vaca que haya en el campo. “Es la única manera como se va a acabar con eso y a recuperar las tierras que hoy están erosionadas y generando problemas en la parte plana durante el invierno”.

“Ni los ganaderos ni los cañeros van a cambiar por altruismo”, afirma. “Lo van a hacer por fuerza económica”, sostiene, y en eso “el Estado colombiano puede llevar la delantera tomando decisiones políticas que le ofrezcan un mejor futuro a todos y no a unos pocos”.

“El futuro del Valle del Cauca son las frutas, las hortalizas, las legumbres, las flores. Y en la zona de ladera, no en la parte plana, el clúster de la avicultura”.

Sobre el manejo del agua, Laing afirma que se tienen que realizar algunos cambios en los estatutos de la CVC para hacer de ella una entidad más eficiente en la administración del recurso agua: “El agua será un asunto vital para la región cuando se vuelvan más drásticos los Niños”.